300 gr de harina de trigo.
1/2 Vado de aceite oliva suave.
1/2 Vaso de vino blanco.
Piel de 1/2 limón.
1 Pizca de sal.
1 Canela en rama.
Azúcar blanca.
Canela molida.
Miel.
Ajonjolí.
Agua.
Primero vamos aromatizando el aceite.
Ponemos una sartén a fuego muy suave y le agregamos el medio vaso de aceite oliva suave, la cascara de limón y la canela en rama.
Pasado unos minutos, retiramos la piel y la canela y dejamos templar el aceite.
Ponemos el aceite en un bol amplio, añadimos una pizca de sal y el medio vaso de vino blanco.
Ahora vamos agregando la harina poco a poco y vamos mezclando.
Con las manos bien limpias, trabajamos la masa hasta que nos quede bien compacta, sin que se nos pegue a las manos.
Cuando ya tenemos todas las porciones de pestiños preparadas, ponemos una sartén al fuego no muy alto y vamos friendo los pestiños.
Primero freímos del lado contrario del que hemos doblado.
Cuando estén dorados los pestiños los sacamos sobre un papel absorbente para retirarle el exceso de aceite.
Rebozamos los pestiños con azúcar y una cucharadita de canela molida o los bañamos con miel (en un cazo calentamos cuatro cucharadas de miel con una de agua, mezclamos y cuando esté caliente sumergimos los pestiños) y le ponemos por encima un poco de ajonjolí.
Ya solo nos falta disfrutar de este típico dulce que son los pestiños caseros.
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